sábado, 17 de mayo de 2014

Esquema clásico de la comunicación

Esquema clásico de la comunicación

Cualquiera que pretenda estudiar como utilizamos el leguaje para comunicarnos debe abordar primero cierta cuestiones tales como que es exactamente comunicar, que comunicamos y de qué modo lo hacemos. Un enfoque algo más detallado revela pronto la complejidad de los sistemas y los procesos de esta.

1.1 Esquema clásico
Si pedimos a un grupo de personas que nos diga que es la comunicación, o que describan en que consiste comunicarse obtendremos una lista de respuestas con diversas variantes que incluirán las siguientes notas: comunicarse es transmitir información, por medio del lenguaje (o por medio de un código) ; y comunicarse en ponerse en contacto con otros. En esta caracterización aparecen identificado los componentes centrales: que es la comunicación (comunicar es transmitir); que es lo que comunicamos (información); y como se comunica (por medio de un código)
La conceptualización teórica en la que se recogen estas instrucciones  parte del esquema de la comunicación de la `teoría´ de Shannon Weaver (1960) y algunas modificaciones de Jakobson (1960). Estos esquemas se componen de siete elementos centrales:
·         Código: son señales a las que se asocian ciertos mensajes.
·         Mensaje: resultado de la codificación, portador de la información o conjunto de información que se transmiten.
·         Emisor: el que codifica es mensaje, es decir, el que anuncia el mensaje.
·         Referente: la realidad extralingüística a la que alude el mensaje codificado por la señal.
·         Receptor: el que descodifica el mensaje, es decir, el que recibe la información.
·         Canal: es el medio físico por el que circula la señal o se recibe la señal.
·         Contexto: el conjunto de circunstancia que rodean el acto comunicativo.

Elementos centrales del esquema clásico de la comunicación
Elementos centrales del esquema clásico de la comunicación
  
1.2 inadecuaciones del esquema clásico

Estas es la representación más común de la visión de la comunicación que se desprende de ella es errónea. El esquema se concibió originalmente como modelo de intercambio de información entre dispositivos mecánicos, y realiza adecuadamente el cometido para el que fue diseñado. Pero cuando se utiliza como modelo de la comunicación humana devuelve una imagen rígida y simplista en la que la comunicación se reduce a un intercambio mecánico de mensajes y señales y, además, como veremos hace predicción incorrectas sobre el papel de cada uno de los elementos que lo integran: el papel de código es excesivo, la relación entre los hablantes sencillamente no tiene cabida, el lugar del contexto es muy secundario, y la situación comunicativa carece del menor peso, a no ser cuando produce interferencias en el canal.

1.3 ¿Como nos comunicamos?

Los humanos nos comunicamos por medio del lenguaje, las lenguas son códigos, por lo tanto, los humanos nos comunicamos codificando y descodificando mensajes. Un `código´ es un sistema convencional que establece emparejamientos constantes entre señales y mensajes: en principio, cada señal le corresponde un mensaje y a cada mensaje le corresponde una señal.
En esta imagen mostramos que el codificador es el emisor, es decir, en este caso seria la television, el radio y los diario. Por otro lado tambien muestra que el descodificador es el receptor, en este caso seria el chico.

1.4 ¿Qué comunicamos?

1.4.1 MÁS ALLÁ DE LA INFORMACIÓN

Reflexionamos ahora sobre qué es la comunicación. En el enfoque habitual, comunicar se ha identifica do muchas veces como transmitir información, de modo que lo que comunicamos debería ser datos nuevos, sin embargo, que la novedad de la información que transmitimos no es un criterio fiable para definir la comunicación, por ejemplo, la siguiente situación. Entra usted a su casa y alguien que vive con usted exclama: - ¡Anda, ya estas aquí!

Resulta obvio que la frase anterior es una muestra de comunicación; y resulta, asimismo, igualmente obvio que, dada la situación, tal frase no transmite ninguna información nueva ningún contenido desconocido para quien la recibe. Por supuesto, el que la emite tampoco lo hace para informarle a usted de su propia llegada (algo que usted, desde luego, sabe perfectamente. Y sin embargo esto es lo que se codifica en el mensaje. Si la transmisión de la información nueva fuera efectivamente la única finalidad de la comunicación, el enunciado anterior resultaría totalmente superfluo.

1.4.2 REALIDAD Y REPRESENTACIÓN INTERNA

Al preguntarnos sobre que es lo que comunicamos, en el esquema habitual aparece también el concepto de referente: es la realidad extralingüística a la que se alude por medio del mensaje. Después de lo que acabamos de señalar es obvio que no todo lo que se comunica es necesariamente el reflejo de una realidad externa: no hay referente exterior para las emociones, y tampoco lo hay en aquellos casos en que el lenguaje se utiliza para llevar acaba acciones verbales, como saludar o insultar. La noción de referente no resulta, pues, imprescindible para caracterizar la comunicación.

Para que alguna noción semejante resulte útil dentro de un modelo general de la comunicación, deberíamos manejar, más bien el concepto de representación interna. Una representación interna es una imagen mental, personal y privada, de una entidad o un estado de cosas, ya sea de naturaleza externa o de naturaleza interna. Nos formamos representaciones internas de todo aquello que nos rodea y también de nuestra propia realidad interna (deseos, estados de ánimo, pensamientos…), e incluso somos capaces de representarnos los estados internos de los demás. Ninguna realidad tiene existencia para nosotros si no la hemos percibido y no la hemos interiorizado, es decir, hablamos de las cosas tal y como nos las representamos, y no necesariamente tal y como son en realidad.
esta representa una imagen mental, personal y privada, de una entidad ,donde se forma una representaciones internas de todo aquello que lo rodea y también de su propia realidad interna  ya sean sus deseos o estados de ánimo etc.
1.5 ¿Para qué nos comunicamos?

Si la comunicación es un tipo de actividad voluntaria, parece sensato indagar cuales son los motivos por los que el emisor decide embarcarse en dicha actividad. El emisor, al producir una señal, quiere conseguir un determinado objetivo. Podemos concluir que el objetivo del emisor es originar en la mente del otro un determinado conjunto de representaciones. La finalidad puede concebirse como la relación dinámica entre el emisor y el aspecto de su entorno sobre el que este quiere actuar bien para introducir cambios, bien para evitar que estos se produzcan: los cambios pueden afectar a la situación externa, o al destinatario, o a ambos. Así, una misma expresión lingüística puede utilizarse con finalidades comunicativas distintas. Si alguien dice ¡Píntalo de verde! Esto puede contar como una sugerencia, un consejo, una orden, un reto, una amenaza. La diferencia entre estas diferentes posibilidades radica, en gran medida, en cual sea el propósito que persigue el emisor con su enunciado


fuente: Escandell, Maria Victoria., La Comunicación, Gredos, 2005, 9-24pp.






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