El Lenguaje y sus Trampas
1. Durante
milenios las palabras encerraban los secretos del nacimiento y de la muerte,
del éxito y de los fracasos, de la vida y de todas sus posibilidades. Los problemas,
sin embargo, aparecen cuando comienza a cuestionarse la representación de los
hechos desde el universo del lenguaje. Llegamos así a una primera e inquietante
conclusión: las palabras nunca son inocentes o cristalinas, constituyen una
realidad compleja. Están sumergidas en un conjunto de relaciones que si son guiadas
por la mala fé o por una intención torcida desvían su sentido, alteran su
contenido y pervierten su significado.
2. Surge
así el lenguaje como arma política, que en vez de incluir, excluye; en vez de
aglutinar, separa; en vez de sumar, resta; en vez de agrupar, dispersa; en vez
de permitir, censura y en vez de ayudar, traiciona.
En esta imagen podemos observar al presidente de rusia vladimur putin dando un disculso politico. |
3. El poder
de las palabras, en su lado oscuro, se desarrolla a través de un entramado
expansivo y totalitario que pretende imponer el dominio del significante sobre
el significado. De esta manera, el primero, en mano de un poder interesado y
corporativo, borra el sentido de lo real, deforma el orden social y político y
facilita la manipulación y el engaño.
4. Si nos
detenemos a observar esa realidad veremos con asombro de que manera las
palabras pronunciadas desde el poder, dueño del capital lingüístico y simbólico,
traicionan y derriban lo que decimos y hasta lo que pensamos. El sentido de la
responsabilidad y el comportamiento, de la seriedad, de la firmeza, se han
perdido irremediablemente.
5. En este
mercado lingüístico, las del discurso gobiernan lo que se dice y queda sin
decir e identifican a los que pueden hablar con autoridad y a los que deben
escuchar y callar. El discurso verbal dominante en la clase política determina
lo que cuenta como verdadero y relevante, lo que se debe hablar y lo que debe
ser disimulado u ocultado. Así el poder protege la forma de pensar.
6. Los nuevos
lingüistas de la política se preparan para hacer del idioma un arma efectiva de
dominio y para degradar con él la dignidad del habla humana y reducirla a retórica
y responsable. Las palabras son ajenas al honor. Cuando el lenguaje se utiliza para entrar sin
pudor y con impunidad en el infierno de los oprimidos, las palabras pierden su
significado y adquieren tinte de pesadilla.
7. Devolver
al lenguaje su musculatura moral, su pureza originaria, su condición de don
supremo del hombre, rehabilitar el sentido y la verdad de las palabras debe ser
nuestro compromiso. La mentira lingüística también es violencia, violencia simbólica.
La más insidiosa de todas.
8. Retornar
a las palabras esenciales significa decretar una guerra incruenta al lenguaje
parasitario, y frívolo, propios de algunos medios de comunicación, repletos de pontificaciones
enlatadas y de lugares comunes que mantienen y propagan la bulimia consumista. Frente
a estos, la intransigencia ética debe ser la norma.
9. Frente
al lenguaje prostituido se debe luchar por otro que defienda los valores básicos
de la dignidad, la libertad, la tolerancia y la democracia
Debemos luchar juntos por cambiar nuestro lenfuaje a uno que defienda nuestros valores.
fuente: Baltasar, Graezón CCS. España, Marzo del 2014
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